9 mar 2012

El enamoramiento del beso



Al compás de los besos, de esos tiernos que se dan en el cachete, de piquito a piquito tu piel se va llenando de un escozor amoroso; los labios de ella que van rozando la barbilla que los días te dejan, de los más simples y sencillos que hay en órbita, nada de lenguazos ni babas ni pasión desenfrenada; sus besos se inyectan en tus pómulos, besitos diría yo, de reducido tiempo, chiquitos, de corta prolongación, que llenan el espacio, el vació, tu corazón. Es más, bastaría tan solo la fricción, la mueca, el gesto, cuando va a depositar sus labios en tu piel, el antes del beso, para dejarte satisfecho.

Y así me gustan, los que me das a ratos, a momentos, a destiempo; en las tardes, las noches, madrugadas, a la hora pactada o a cualquier hora, me da lo mismo, si en la sala, si en mi cuarto, en la calle o en tu puerta, porque me basta eso, tus besos minúsculos en mi mejilla, para sentir amor, cariño, lealtad, paz y sinceridad.


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